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«Hempcrete» es una palabra compuesta de «hemp» (cáñamo) y «concrete» (hormigón. Se crea mezclando las fibras de cáñamo con cal y agua. El engrudo resultante se puede moldear para hacer paredes, ladrillos y cimientos, además posee unas excelentes propiedades de aislamiento, siendo más ligero que el hormigón tradicional.

 

El uso del hempcrete tiene muchas ventajas en comparación con el hormigón tradicional. Es hasta siete veces más fuerte, pesa menos de la mitad y es tres veces más maleable que el hormigón estándar. Al envejecer y estar expuesto a los elementos, continúa petrificándose, lo que implica que se vuelva más resistente con el tiempo, conservando su maleabilidad. Resulta menos frágil que el hormigón, ya que el hempcrete no se agrieta con pequeños movimientos de tierra, y por lo tanto no son necesarias juntas de dilatación. Las paredes de hempcrete también actúan como un regulador natural de humedad, impidiendo que el exceso de ésta atraviese el muro, y ayudando a prevenir que se acumule dentro del edificio.

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