La sociedad ‘Cáñamo y Fibras Naturales’, fundada por cinco socios, ha emprendido un estudio sobre la rentabilidad del cultivo del cáñamo para uso industrial, una planta que durante años -especialmente en época de posguerra- fue monocultivo en la comarca alicantina de la Vega Baja al ser de «raíces profundas», útil para el cultivo de rotación.
El presidente de dicha sociedad, Joaquín Parra, participó ayer en la ‘II Siega Cultural del Cañamo’, llevada a cabo en plena la huerta de Almoradí, donde ha explicado a Efe que la idea de plantar cáñamo surgió con el fin de obtener fibra para redes, cuerdas y otros fines, como la fabricación de alpargatas, hasta que toparon con el problema de que «no era rentable».
Convencidos de la rentabilidad de esta planta, los miembros de la sociedad pusieron en marcha hace unos años la idea de estudiar, junto a la Universidad Miguel Hernández (UMH) y otras asociaciones como ASAJA (Asociación de Jóvenes Agricultores de Alicante), la salida que le podían dar a la hoja, la fibra y la semilla del cáñamo.
«Con estos tres conceptos creemos que el cultivo es rentable», ha dicho Parra, quien ha contado que gracias al trabajo realizado en el los laboratorios de la UMH se puede saber la cantidad de THC (TetraHidroCannabinol) y CBD (Cannabidiol) que contiene el cáñamo para su uso industrial, previa consecución de los permisos sanitarios.
Una de las mejores salidas para este cultivo está vinculada, según Parra, al aspecto farmacéutico, «ya que el CBD parece ser una sustancia muy interesante para este sector», aunque posteriormente buscarían otras alternativas como la fibra -muy utilizada en la realización de redes y cuerdas en la comarca hasta la llegada de la fibra sintética (plástico)- o la semilla.
«Para ello, debemos establecer el momento idóneo para obtener cada una de las sustancias puesto que se puede hacer plantación para fibra, hoja o semilla», ha señalado Parra, profesor emérito de la UMH, quien ha recordado que con el cáñamo se pueden obtener materias primas como aceite.
En este sentido, ha destacado que este cultivo es el que más elimina anhídrido carbónico del aire (CO2).
Antiguamente, el cáñamo se utilizaba fundamentalmente para la elaboración de redes pero, tras la introducción de los plásticos en estos productos, que además pesaban menos, «automáticamente se dejó de sembrar».
«Sin embargo, ahora y pasado el tiempo, se han dado cuenta que las redes elaboradas con plástico causan problemas terribles en los fondos marinos» y, por ello, la Unión Europea (UE) plantea cambiar la normativa en el año 2020 para que las redes porten un porcentaje determinado de fibra natural para que sean biodegradables.
Parra ha dado cuenta de este proyecto durante la ‘II Siega Cultural del Cañamo’, organizada por la Escuela de los Trabajos del Cáñamo de Callosa de Segura (Alicante) con el fin de reivindicar la parte cultural de esta actividad.
Esta recogida del cáñamo se ha llevado a cabo en una parcela de Almoradí, de unos 3.000 metros cuadrados, y según ha explicado a Efe uno de los encargados de su recogida, Jesús Clemente, de este cultivo se va a extraer únicamente el cogollo que una empresa -a la que ya le han vendido la cosecha- utilizará para hacer infusiones.
«El resto de la planta se podría usar para fibra pero, al no tener la maquinaria necesaria (gramadora y segadora mecánicas, entre otros) para su transformación, de momento no se va a aprovechar».
Clemente ha puntualizado que en la actualidad no se puede cultivar masivamente puesto que este negocio «no está mecanizado» para plantar en grandes dimensiones.
Esta plantación se hizo a finales del pasado mes de marzo y está previsto que los trabajos se extiendan durante un par de semanas, periodo en el que se segará, guardará y embolsará la cosecha para su distribución.