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Fuente: ITACyL

ITACyL, en el marco del proyecto Cultiemer, trabaja con agricultores de la región para general conocimiento y desarrollo en torno a este cultivo, de múltiples usos y propiedades y que nada tiene que ver con la planta de propiedades psicoactivas, pese a que en ocasiones popularmente se relacione con el cannabis por la similitud de las plantas

El cáñamo industrial se presenta como una alternativa muy interesante para incluir en la rotación de cultivos, ya que, en tres o cuatro meses, en condiciones de regadío, puede llegar a producciones de biomasa por encima de las 5 tn/ha y fijación de CO2 superior a las 15 tn/ha.

Desde Itacyl, y en el marco del proyecto CULTIEMER (Cultivos herbáceos emergentes), financiado con fondos FEADER, se está trabajando con agricultores de la región para generar conocimiento y desarrollo en torno a este cultivo, de forma que seamos capaces de producir productos de calidad y cercanía cultivados por nuestros agricultores.

Cabe destacar que por la apariencia de plantas individuales resulta difícil diferenciar las plantas del cáñamo industrial de las de cannabis para otros usos. La principal diferencia reside en que las variedades utilizadas como cáñamo industrial están registradas con una producción de THC (molécula psicoactiva) inferior al 0,2 %. En cuanto al aspecto del cultivo, sí que se notan grandes diferencias, ya que en el cáñamo industrial se siembra en altas densidades (~200-250 plantas/m2) y resulta muy llamativa la alta presencia de flores masculinas o flores hermafroditas que producen grandes cantidades de polen.

Las variedades que se pueden cultivar son aquellas que figuran en el catálogo común europeo de las variedades de especies de plantas agrícolas, en el Registro español de variedades comerciales, o que tengan concedida una autorización de comercialización conforme a la Decisión 2004/842/CE, de la Comisión, de 1 de diciembre de 2004. Y únicamente se considera cáñamo industrial si estas variedades son utilizadas para la obtención de grano y fibra.

Los dos principales usos del cáñamo industrial son la obtención de grano y fibra, aunque la cañamiza (restos de tallo tras la retirada de la fibra más larga) resulta también un producto que genera interés para su utilización en la cama de animales por su alta capacidad de absorción de líquidos, para acolchado de jardines, y para construcción, siendo un buen compuesto para aligerar de peso ciertas argamasas (esta cañamiza puede alcanzar una producción de entre 3 y 4 tn/ha). A su vez, y aunque a priori bajo la legislación actual su utilización no está permitida; pueden alcanzarse las 2,5 toneladas por hectárea de biomasa de hojas y resto de cubiertas de semillas, la cual sin duda puede ser un buen aporte de materia orgánica a los suelos, y previsiblemente en un futuro ser utilizada para algún tipo de extracción de cannabinoides permitidos.

El grano destaca por sus numerosas propiedades, y resulta un alimento muy interesante para incluirse en una dieta equilibrada. La composición del mismo consta de aproximadamente un 40% de ácidos grasos insaturados, un 10 % de fibra alimentaria, y un 35 % de proteína de alta calidad. Este alto contenido en proteína resulta muy interesante en la elaboración de productos veganos. A su vez, el grano no contiene gluten, con lo que estaría indicado para celiacos.

La fibra tiene múltiples usos: Uno de los usos más tradicionales es la utilización de la fibra para la elaboración de tejidos, siendo estos más o menos delicados según la calidad de la propia fibra y de su procesado. Además, esta fibra pude ser utilizada en la construcción, ya sea para la creación de paneles de aislamiento térmico o para agregarla a composites, tipo hormigones con micro fibras para evitar la aparición de grietas o paneles plásticos tipo fibra de vidrio.

A pesar de que el cáñamo no es una planta melífera, es decir, no tiene una producción relevante de néctar, su polen atrae a gran cantidad de insectos polinizadores como las abejas. Sorprende ver como en las flores masculinas de cáñamo se agolpan abejorros y abejas en un gran esfuerzo recolector de polen. Esto resulta muy interesante, ya que la época en la que florece el cáñamo (junio-julio) la presencia de vegetación productora de polen suele ser reducida. En definitiva, aunque el cáñamo no va a tener un efecto directo en la producción de miel, si que puede resultar un factor muy importante para mantener las colmenas sanas, ya que el polen es la principal fuente de alimento de las abejas, siendo la única fuente de proteínas.

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